"San José dormido" de José Ignacio Scasserra (FutuRöck, 2025)
- José Henrique

- 24 nov
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 1 dic

Para ser sincero, no iba a escribir la reseña sobre este libro. Porque suelo pensar que cuando una primera novela de un autor me parece pobre, hay que dejar correr y no ensañarse.
Pero en la que escribí sobre "Quiebra el álamo" de Chuit Roganovich (https://joseahenrique.wixsite.com/josehenrique/post/quiebra-el-%C3%A1lamo-de-roberto-chuit-roganovich-futur%C3%B6ck-2022), manifesté cómo me había sorprendido que FutuRöck premiara esa obra, por lo osado de la propuesta. Y, como prometí y alenté ir en busca de más cosas de ese espacio, ya que habían logrado dinamitar mis prejuicios sobre lo que premiaban, es que estoy aquí dándole a las teclas. Porque esta novela corrobora todas mis sospechas. Una lástima.
Dos o tres cosas sobre el texto. A pesar de tener una narrativa muy pobre, promete ponernos sobre la mesa grandes conflictos, el encierro de la pandemia, la muerte, el oscurantismo católico, la noción de familia, la dicotomía ciudad/campo, la diversidad sexual, y entonces uno dice: “sigamos leyendo que esto va a estar plagado de contradicciones y conflictos interesantes, perdonémosle, en su primera novela, la aproximación a estos grandes temas desde ese tufillo tan de la literatura del yo y sus historias mínimas. Centrémonos en lo que tiene para decir”. Y lo que tiene para decir es tan victoriano que asusta en alguien tan joven. Todo es una gran reconciliación con los verdugos, una apuesta a encontrar el lado bueno de todas las fuerzas opresivas para tratar de humanizarlas. Si en su juventud, el padre ultramontano del personaje, es el que lo expulsa de su hogar por homosexual, y el único regalo que le da para sobrevivir en el desamparo, es su preciado látigo de flagelación, su respuesta al odio que lleva marcado en su espalda es poco a poco, transformado por el cariño, la permisividad y bondad, de las monjas de un convento que los alberga, mientras hacen la cuarentana obligada en el pueblo de su pareja, cuyos padres están enfermos de covid. Si su jefe aprovecha para echarlo con causa, porque no avisó que el teletrabajo lo iba a hacer desde otra ciudad, esa injusticia es subsanada por los de “recursos humanos” (!!?? leyeron bien) que le reconocen su gran capacidad laboral y logran reacomodarlo en otra área. Si la estructura familia lo condena al oprobio, el amor comprensivo y filial de los padres de su novio (eso sí, puertas adentro, porque el novio “placarea” todo el tiempo su homosexualidad en el pueblo) le hace tener esperanza en esa institución. Si parece sublevarse, porque a la niña huérfana que acogió el convento, la obligan a ponerse el hábito para enclaustrar su vida, todo se resuelve amablemente con una charlita que toca el corazón de la madre superiora, que termina prometiéndole mandarla a estudiar para que sea veterinaria que es lo que quiere. Así con todo hasta la gran confraternación y la concreción de un mundo mejor coronado por una gran bañacauda que preparan los novios, que obvio, guiño de por medio, los dejan sentarse juntos a la mesa. Sonrisas cómplices y colorín colorado este cuento se ha acabado.
Este victorianismo “Woke”, plagado de corrección política y buenas intenciones, es lo que me esperaba de FutuRöck y por desgracia lo han confirmado. Es esa búsqueda de “humanizar el capitalismo” porque no hay afuera posible, la que los hace llegar al extremo de ese exabrupto triunfalista que profirió en su momento Alberto Fernández, “hemos puesto fin al patriarcado”. Y que después, inevitablemente muta a “no nos pasemos tres pueblos” así nos van a dejar existir, mientras le prenden fuego a tres mujeres lesbianas pobres en un conventillo, o llevan adelante un femicidio por día de forma cada vez más salvaje, para, como la mafia, advertirnos que el “placard” donde encerrar el deseo, no es tan malo. En fin, sepan perdonar mi desilusión, seguro fui demasiado duro con este joven Scasserra, el tema es que me gusta que desacomoden mis prejuicios y con la novela de Roganovich lo habían logrado. Debe haber sido un lapsus de FutuRöck.







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