"La sombra de un jinete desesperado" (Godot, 2023)
- José Henrique
- 12 jun
- 4 Min. de lectura

En el post que hice sobre Materiales para una pesadilla de Mattio, dije que me había sacado de la boca las palabras para la novela de ciencia ficción que quería escribir. Leyendo La sombra... entiendo por qué. Siento que estamos haciéndonos preguntas similares y tanteando respuestas parecidas a lo que nos rodea y a lo que se viene, tanto en la forma como en el contenido. Y ustedes dirán "'¿a quién le importa esta primera reflexión?" y yo respondo, "a mí", porque nunca me gustó la posición de francotirador. En ese dialéctico oxímoron viviente que somos (individuos sociales) trato que el segundo elemento de la proposición, mantenga a raya, lo más que pueda, las tendencias del primero. Si puedo elegir siempre prefiero ser parte de la organización de la trinchera.
Nota mental: Necesito ponerme en contacto con Mattio.
Pero vayamos a lo que importa. Mattio no sólo es un gran escritor de ficción, también es un crítico, y este libro es un intento de armar un nuevo dispositivo desde dónde ejercer la crítica literaria.
Primer movimiento: Saldar cuentas con la academia. El primer acierto es volver a poner en valor el "Ensayo". Fundamental en la historia crítica argentina y que ha sido torpedeado en las últimas décadas por la academia. En este género lo importante no es el corpus que lo sostiene y lo justifica, sino que, es "la idea" la que ocupa el centro de la escena y como ésta necesita llamar la atención, el ensayo echa mano a todos los recursos ficcionales, porque necesita impactar al lector, no convalidar su sapiencia. Siempre afirmé, ¿cómo puede salir una nueva forma crítica desde el discurso académico, si para sobrevivir y poder publicar en sus revistas, hay que acatar todas las formas preestablecidas, hasta la forma exacta de citar? Pongámoslo de esta manera: Al "paper" hoy no le interesa escuchar al texto literario, sentirlo, para ver si nos dice algo, para ver si en su trance ficcional, irracional e irresponsable, toca una fibra sensorial que nos permita atisbar el latir del inconsciente humano; NO, el "paper" se para frente a él como un torturador que no cesa hasta arrancarle una confesión que lo encorsete en el marco teórico desde donde lo somete.
Dije "sentirlo" y fue adrede... porque siempre un texto ficcional es "la sombra de un jinete desesperado" y para entender algo hay que dejarse acechar primero por ella. Y lo dije adrede porque cualquiera que haya pisado un aula sabe que la palabra prohibida es "sentí tal cosa". Nunca voy a olvidar a Roberto Ferro en una clase de literatura latinoamericana, lapidar con saña a un joven fascinado con El pozo de Onetti, que osó decir "Sentí...". Le lanzó la pedrada, "acá no estamos para eso, imagínese que usted va viajando con la ventanilla abierta y siente frío, me va a terminar diciendo que El pozo es un relato frío...", y sí querido Ferro, ese texto de Onetti se siente como cuando de adolescente volvíamos en el tren al conurbano, con resaca, sin un peso, cagados de frío en el asiento, acunados por la desazón de las ventanillas rotas.
Mattio destaca la importancia de prestarle atención a lo que sentimos frente a un texto. Darle peso a lo instintivo, a la sensación primaria. Sólo ese pinchazo es el que nos predispone a pensar, a razonar, a armar mundo nuevo. Sin el golpe de sentido inexplicable, no hay llamada de atención para que razonemos. Esto hace que la maquinaria que erige en este libro le permita conjugar a Sontang, Philip Dick, Terminator, Tinianov con la cantidad de cervezas que está tomando al escribir, o el ruido de Once que se le filtra por la ventana, o con su diario íntimo sobre la locura de su madre..., ..., ... La locura como horror, pero también con una cierta capacidad de iluminación para leer las sombras. Esta mirada de Mattio me sedujo, quien sabe porque compartimos y llevamos en el cuerpo las esquirlas de la misma granada explotando en el seno familiar.
Segundo movimiento: Mattio, en este libro, pone el ojo en la Ciencia ficción, en el gótico, en las distintas expresiones del fantástico. Esto, por lo menos para mí, lo hace muy interesante y perspicaz. En distintos posteos de este sitio vengo insistiendo en que estamos en un cambio de época y lo que se viene con todo es la vuelta al fantástico, no más historias mínimas replegadas en el yo. Porque para pensar esta nueva época vamos a tener que imaginar mundos, aventurar, dialogar con el Pasado para proponer un Futuro. El Presente continuo, hedonista, yoico e individualista erigido por el posmodernismo que tanto en su manifestación por derecha, como por izquierda, retomó el espíritu absoluto hegeliano y sentenció el fin de las contradicciones y un no afuera del capitalismo, colapsó. Las contradicciones están en el centro de la escena, y las tendencias más clásicas a las crisis, las guerras y las revoluciones, intrínsecas a este sistema se volverán a mostrar de la forma más cruel y desnuda.
Es probable que la crítica salude como simpático e inteligente a este librito. Yo creo que Mattio profundiza acá la búsqueda desesperada de un nuevo dispositivo que permita sacar el análisis de la ficción de la endogamia y los claustros, tratando de reencontrar el camino que nos lleve a dialogar con amplios sectores, porque no me cabe ninguna duda que la ficción va a estar puesta en el centro de la escena.
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