Grageas III
–¡Che! ¿A éste qué le pasa que todo el tiempo nos mira como bichos raros? ¿Creerá que nos vamos a ir sin pagarle…?
–Es tarde, se debe querer ir a la casa, nosotros porque estamos acá nomás… ¿Te gustó…?
–Me encantó y no sé por qué, porque si me pongo a pensar bien es tan…
–…con qué belleza pinta la angustia de este mundo…
–…la verdad que sí…
–“Sicilia es una cacerola que hierve a punto de estallar…”, o algo así dice el personaje, ¿no?…
–…
–…Todos estamos locos, la cuestión es tener las herramientas para que no se nos escape, para que los otros no la vean… Tener recursos materiales y de los otros para que la locura estalle en el ámbito privado… Poder juntar el desparramo, limpiar el enchastre, lavar la olla y acá no pasó nada…
–…
–…El mundo es una cacerola que hierve… ¡¿Cómo va a ser de otra manera?!...
–…
–Escuchame una cosa, cómo no vamos a estar todos locos, si al mundo lo dirige una manga de vivos totalmente enajenados, dos carnicerías mundiales, dos bombas atómicas que no solo mataron a mucha gente sino que dejaron tierra arrasada y deformaciones por varias generaciones, ¿a quién más que a gente que realmente ha perdido la chaveta se le ocurre una bomba de hidrógeno que arrase con la vida pero deje en pie los edificios? Esta gente, para defender la ganancia, es capaz de la atrocidad más grande, de sumir a millones de personas en la esclavitud total, en la muerte por hambre, organizar campos de concentración, pogroms racistas para linchar y humillar en plena calle, inventar cada vez más sofisticados métodos de tortura y después usar todo un aparato ideológico para que la gente naturalice estas cosas, si eso no es un sistema monstruoso de hundir en la locura a todo el mundo, no sé…
–…
–¿Qué le pasa a la persona que se cree el verso de que la bomba atómica es un arma de paz que va a terminar con la guerra y entonces en su fuero íntimo va y dice, “sí, tírenla, así le hacemos un bien a la humanidad y terminamos con tanta muerte cruel”? ¿Cómo sostiene su psiquis después de ver las imágenes de ese horror? O se subleva, o se recluye en su locura individual para deshacerse del mundo, o le revienta la cabeza al vecino, a la mujer, al hijo y al que se le cruce, más opciones no tenés... Me fui a la mierda, perdóname, es que estoy tan cruzado con esto…
–…Tenés razón…
–…
–…
–…Volviendo a la peli, qué impresionante, como el tipo va construyendo la película con esos castings tan disímiles que va juntando por los pueblos de Sicilia en esa carpa ambulante. Va armando con las angustias, las prohibiciones, las esperanzas, las frustraciones, las derrotas, etc., etc., esa locura que en este caso es Sicilia, o mejor dicho esa “olla a punto de estallar”, lo hace como si confeccionara una ficha policial, “profilo destro…, profilo sinistro…, ¡azione!”… En este sentido, “Joe, el fabricante de estrellas”, el cínico estafador de ilusiones, ocupa la figura del “traidor” y cuando la traición es descubierta se lo desprecia…, ni siquiera su enamorada soporta la presencia del traidor, hasta tal punto, que cuando la vuelve a ver ella lo niega y le habla de su amado Joe, idealizado, suspendido en el tiempo de su fantasía…,
–…
–…, pensá que el acto más honesto de Joe es precisamente el momento en que se desprecia. Él, el traidor, y el personaje femenino, el emergente de todos los demás, la huérfana total, el eslabón más débil de la cadena, que por supuesto termina encerrada y oficialmente loca. El Curlie de lo que yo llamo el “síndrome de los tres chiflados”, a Moe lo joden, Moe se da vuelta y le da un cachetazo a Larry, Larry hace lo propio con Curlie, éste gira y con la mano suspendida en el aire, al ver que no hay nadie, se pega a sí mismo en la cara, haciendo con la boca una especie de quejido. Porque con Joe muchos tienen la posibilidad de desquitársela y liberar un poco de esa olla…
–…
de la novela El Hotel