¡¡¡GODOT!!!, PRESENTE (una pequeña obra de teatro)
Va una pequeña obra de teatro que escribí al principio del milenio...
¡¡¡GODOT!!!, PRESENTE
Acto I
Escena I
Personajes: Godot, X
Aparece Godot solo, iluminado por una luz directa, el resto del escenario está a oscuras, incluyendo a X, vestido sencillo, sentado en una silla, inclinado, con la cabeza entre las manos. Voz en off.
Godot parado en completo silencio iluminado puntualmente, no está estático ni en pose trascendental que genere tensión, por el contrario está relajado como si no estuviera en el escenario actuando para nadie. Godot está vestido de frac negro como para ir a una gala.
Voz en off: - ¿Qué estás esperando, Godot?
Ni bien termina la frase se encienden las luces de todo el escenario y se visualiza a X. sentado, Godot empieza su argumento al mismo tiempo que se encienden las luces, el espectador descubre a X al mismo tiempo que Godot empieza a hablar.
Godot: -Absolutamente nada. No ve que estoy presente, aquí, en el escenario. Estaba preparándome para partir. – Se desplaza rápido hacia el borde del escenario e increpa al público agresivamente. – ¡¿Por qué tanto silencio en la sala?! ¡No hay nadie aquí presente que le diga a este señor insolente y preguntón, que el que espera no es Godot, que Godot es el esperado! ¡Me cago en su puta pasividad y cobardía! Es quizás un intento desesperado para que ¡yo Godot!, ustedes ¡Godot!,– en off empieza, primero muy despacio y va creciendo, murmullo de público. –¡el putísimo Godot!, ¡Oooh GOOD– cantando agudo –OT!– grave –¡Y todo maldito Godot que a cada uno de ustedes se les antoje sostener..! ¡Sí, sí, a usted señora, no se haga la desentendida, si tiene miedo, ¡GRITE!, al miedo no se lo niega... ¡Invóquelo! ¡Oblíguelo a que se haga presente..! ¿¡Cómo piensa escupirle un ojo si no lo tiene adelante?!
¡He dicho! ¡Y ahora me voy!– comienza a salir, se detiene, gira hacia el público. Acá se corta de golpe el off de murmullo que ha llegado a un volumen muy alto. Godot le habla con voz no agresiva, cómplice. –Me olvidaba– silencio –, espero no tener que volver a aparecer en lo que reste de la obra.– Cambia el tono de voz a una orden militar –¡¿SE ENTENDIO, CARAJO?!
Godot se va.
Escena II
Personajes: mujer, marido, X, Godot.
X sentado en la silla con la cabeza entre las manos.
Señora del público sentada en el medio de la sala, vestida como para ir al teatro.
Marido sentado al lado. Sería bueno que estos dos personajes hicieran la cola para entrar a la sala.
Silencio con X sin moverse. Están apagadas las luces de la sala.
Mujer: –Yo no me voy a quedar acá sentada sin hacer nada...– en voz baja.
Marido: –No hagás escándalo, por favor, dale que empieza la obra...
Mujer: –Yo no hago escándalo, disculpame, nada más te digo que no me voy a quedar acá sentada como una pelotuda.– El insulto lo dice en voz más alta y en ese momento se enciende la luz de la sala.
Marido: –Dale que la gente nos está mirando... Mi amor, sí querés nos vamos...
Mujer: –Vos no entendés nada, nunca entendiste nada,– empieza a alzar la voz –¿no te das cuenta que ese pobre hombre no puede esperar más, no entendés que su miedo se le hizo presente...?
Marido: –Bueno, bueno, está bien, porque no lo hablamos en casa, cocinás algo rico y...
Mujer: –¡Que te cocine tu vieja! ¡QUIERO VIVIR SOLA!– grito de desahogo.
Marido: –Pero, pero y los chicos...
Mujer: –¿¡Qué carajo tienen que ver los chicos!? Los chicos tendrán una madre que vive sola, los chicos tendrán... ¡NO, no tendrán! A partir de este instante TIENEN una madre que...
Marido: –Tranquilizate un poco querida...
Mujer: –Queriiiido...¡POR QUÉ NO TE VAS A LA CONCHA DE TU MADRE!
Marido: –No te permi..
Mujer: –¡Chito la boca!, ahora me toca a mí y me vas a escuchar todo lo que tenga que decir, ¿estamos? Uno: los chicos tienen una madre que vive sola, los chicos tienen una madre que no es cocinera, los chicos tienen una madre que no es lavandera, los chicos tienen una madre que no es niñera, los chicos tienen una madre que no es sirvienta, los chicos tienen una madre que no es fregona...
Marido: –Pe...
Mujer: –¡Pará!, dejame terminar. ¿Qué tienen los chicos? Una madre que los quiere, una madre y un padre, padre, padre, adulto, responsable...¿captás la idea, no? Entonces madre y padre que verán cómo garantizan su alimento, ropa, limpieza, vivienda, etc., etc., etc., etc., etc., etc. etc. El problema no lo van a tener los chicos, sino vos, adulto, padre, responsable que se queda sin esclava...
Marido: –¡Por favor..., ni que fuera un monstruo..!
Mujer: –Un monstruo vas a ser si te vas a lo de tu mamá, que ya está viejita la pobre, para que te haga de criada o si te agarrás alguna pobre mujer para que te termine limpiando el culo... Nunca te pusiste a pensar, aunque sea como duda, no sé... una ráfaga imperceptible mientras mirabas el partido haciendo migas en el piso que yo había limpiado durante toda la tarde, rodeado de tu ropa transpirada que yo recogía, preguntándome mientras yo revolvía la comida en la cocina– voz irónica –¿a qué hora va a estar la comidita? ¿Me planchaste la camisita para mañana? Acaso alguna vez, mientras todo esto pasaba a tu alrededor, ¿no tuviste una sensación inconsciente aunque sea, una que ni siquiera pudieras explicar con palabras, que te indicara mínimamente, ¡qué injusto que es todo esto! ¡Qué sociedad de mierda que naturaliza el hecho de que un ser humano resigne su vida, que abuse de él en cada uno de los sentidos imaginables, incluido el sexual? Y lo peor es que una llegue a naturalizarlo y encima sienta culpa, de pensar siquiera en quejarse.
Marido: –No me parece tan así, pero si querés, mañana mismo contratamos a una chica que se encargue...
Mujer: –¡CAGÓN! Y ahora dejame pasar que tengo que ir para el escenario.– Dirigiéndose al público. –Pido disculpas a todos por demorar la obra, pero ya empezamos,– empieza a caminar por la fila hasta el corredor de la derecha –a ver señora me permite, gracias, sería tan amable caballero, muchísimas gracias, gracias, gracias...– Llega al pasillo y al trotecito se encamina al escenario, sube y se acomoda en su lugar(definir el lugar)). Una vez que lo ocupa, se apagan las luces de la sala, solo queda el escenario iluminado. El marido sigue sentado en su butaca. Aparece Godot.
Godot: –¿Y ahora...?– dirigiéndose a la mujer que ocupa un lugar en el escenario.
Mujer: –¿Y ahora qué...?
Godot: –Ahora que se movió de su asiento, ¿qué va a hacer en el escenario...?
Mujer: –¡Váyase...!,– ahora en tono de súplica –por favor, ya fue suficiente, no me pida más.
Godot: –Yo no le pido nada. Le agradezco, me honra y me encantaría contar con la capacidad que me otorga, pero...., lamentablemente para mí, yo no soy un sujeto... Le concedo que ya no soy el mismo que cuando estaba sentada en la butaca, pero la que me puso en este nuevo lugar fue usted... Entonces, ¿va a seguir adelante o quiere que me vaya para conservarme, así, inmutable?
Mujer: –¿Por qué me quiere arruinar la fiesta?, si yo estaba tan contenta de mandar a la mierda a ese mamarracho de mi esposo... ¿Y usted no sabe lo que me costó, si supiera no me estaría torturando de esta manera.
Godot: –Lo sé. Pero convengamos que la ayudaron bastante las líneas estereotipadas que el autor le puso en la boca a su marido...
Mujer: –Pero este pobre hombre, acá en el escenario, me necesita, mire como sufre...
Godot: –El otro también, y vaya cómo...
Mujer: –Pero me hizo bien, pude levantarme e irme y me sentí con ganas de mí, como hacía años que no tení...
Godot: –Le hago una pregunta. Mientras recorría el pasillo hasta acá, en pleno furor de felicidad, mirando a este hombre con la cara entre las manos, ¿qué se imaginaba representar en el escenario?
Mujer: –Un monólogo.– muy bajito.
Godot: –¡Más fuerte!,– girando hacia el público y bajando el tono de voz –parece que todos están empeñados hoy en comerse las palabras... ¡Qué trabajo el mío..., mamita!
Mujer: –¡Un monólogo!
Godot: –¿Por qué?
Mujer: –Para sacar todo y después poder seguir con la obra, con los demás..., ¿yo qué sé...?
Godot: –¿Y por qué se arrepintió?
Mujer: –¿Por culpa...?, no, no. Porque le debía algo a este señor... Para agradecerle. ¡Eso mismo!, ¡para agradecerle!
Godot: –Pero si esa piltrafa está ahí paralizada y aterrada. Ni se dio cuenta que usted está acá..., de eso doy fe, se lo aseguro. Le cuento un secreto, venga, ¡vamos, acérquese que no la voy a comer!– Le susurra al oído algo inaudible.
Mujer: –¿Le parece...?
Godot: –¿Escuchó que le pidiese algo? No. ¿Usted lo vio moverse en todo este tiempo? Tampoco.. ¿Lo vio destaparse la orejas para enterarse de algo? Menos. ¿Acaso mínimamente espiar por entre los dedos? De ninguna manera.
Mujer: –No sé que decirle.
Godot: –A mí no tiene que decirme nada, a mí me tiene, le guste o no..., lo que sí puede es desatenderme, pedirme amablemente o no tanto, que me esconda detrás de bambalinas, haciéndose cargo de lo que el señor necesite..., ¿Usted sabe si el señor la necesita...? Reformulo la pregunta. ¿Para qué lo necesita...?
Mujer: –Estoy asustada.
Godot: –¿Eso quiere decir que me quedo acá, presente?
Mujer: –No... No sé... Haga como usted quiera...
Godot: –¡Otra vez le tengo que repetir que yo no puedo hacer como yo quiera! A ver si le queda claro: ¡NO-SOY-UN-SU-JE-TO! Dependo pura y exclusivamente de su decisión. Para decirlo de otra manera, me tiene en sus manos.
Mujer: –Yo lo necesit...
Godot: –¡La agarré! Así que se me arrepintió. Vuelva a la butaca que la están esperando... Y quédese tranquila, pasa muy a menudo, le aseguro y mire que tengo mucha experiencia, noventa y ocho por ciento, en el medio del río intentan volver. El problema es que volver y la otra orilla están a la misma distancia, el esfuerzo es el mismo. Una no la conoce pero está cargada de posibilidades, inciertas por cierto, no estoy acá para engañarla. La otra es familiar, uno sabe qué esperaaar, que no..., eso da comodidad. Aunque todos sabemos que comodidad y angustia van de la mano. Una última cosita, mire que el volver puede estar muy bien adornado y hasta parecer un “cambio rotundo”, siempre hay muchos espectadores distraídos que la aplaudirían a rabiar si decidiera ponerse a los pies de este pobre hombre y leeee, comillas, “salvara la vida...”. Pero si bien este texto no tiene un final premarcado, lamentablemente hay cosas que el autor dejó bien clarito que no tienen lugar, por lo menos en esta obra. El señor y usted van por separado. Si se arroja a sus pies, bien, que sean felices y coman perdices pero tienen que bajar la escalerita, pasillito, puertita del fondo, su ruta...
Mujer: –¡Para atrás no! ¡Seguro!
Godot: –¿Y entonces..., ¿qué hago?, ¿me escondo o me quedo...?
Mujer: –¡Quédese!, pero no le prometo nada...
Godot se ubica nuevamente donde estaba antes de hablar.
Escena III
Personajes: Godot, X, mujer, cuerpo de delegados (delegada de mantenimiento, delegado de empleados del teatro, delegada de iluminación, delegado de maquillaje, delegado de actores, delegado de escenografía, delegada de vestuario), delegado del público, empresario, trabajadores varios, voz en off del iluminador, voz en off público.
Mismo silencio que en escena II.
Godot camina decidido hacia el centro y borde del escenario. X sigue sentado con la cabeza entre las manos. La mujer disfruta mirándose al espejo, reconociendo su cuerpo, haciendo muecas, etc..
Godot: –Mucho mejor...– gira sobre sí mismo como para retirarse, se detiene, y vuelve a girar para enfrentar al público –...mucho peor... o una combinación de ambas, depende del ángulo o los intereses desde dónde se lo mire. Lo cierto es que les agradezco mi nueva presencia. En serio, sinceramente gracias, en particular a esta bella... digámosle ahora... ¿señorita?– señalándola con la mano. –Bueno, vayamos a lo importante... Mi existencia...– pausa esperando respuesta del público y alentándolos con la mano –¡NO SE DAN CUENTA QUE MI EXISTENCIA NO ES LO IMPORTANTE!– a los gritos –Mi existencia no es lo importante– vuelve a tomar un tono de explicación –porque es I-NE-VI-TA-BLE. El verdadero problema es... si esta eeeeeexissssstennnnciaaaa es...– pausa esperando respuesta del público y alentándolos con la mano, después de la pausa amaga a gritar pero no lo hace y sonríe –...en presencia o “in absentia”. Dicho mi parlamento, queridísimo público, les anuncio que es hora de retirarme. ¡Buon apetite!– gira sobre sí mismo y encara hacia el fondo del escenario para marcharse. Mientras se está yendo se frena en seco porque un haz de luz lo enfoca con violencia. En off se escucha la voz de un iluminador.
Voz en off de iluminador: –¡¿A dónde va?!
Godot: Godot gira hacia el público, frunce el seño y se señala con ambas manos. –Perdón, ¿esa vocecilla que suena en mis oídos se está refiriendo a mi persona...?– Aparece desde la puerta del fondo el cuerpo de delegados que entra intempestivamente, ya vienen haciendo bulla desde afuera, hablando entre ellos. Se encienden las luces de la sala.
Delegada de mantenimiento: –¡Momentito! ¡Usted no se va un ningún lado!, ¿me entendió?– Godot se lleva la mano en visera y mira hacia el grupo que entra. Empieza en off murmullo de sala.
Godot: –¿Qué es esto...?, ¿la armada brancaleone?.– Se dirige al público con suma ironía.
Delegado de empleados del teatro: –¡Señor! Discúlpeme, pero como dijo el compañero, usted no se puede retirar...
Godot: –¿Y quién me lo va a impedir, si se puede saber...?– Gira e intenta retirarse. Se apagan las luces de la sala y haces de luces de todos lados lo iluminan, simultáneamente la mujer y X, que se incorpora de la silla, lo detienen.
Delegada de iluminación: –No subestime a los compañeros, señor...– Se encienden las luces de la sala, el cuerpo de delegados se queda en el pasillo de la sala.
Delegado de maquillaje: –¡Ma’que señor ni ocho cuartos!, póngase cómodo en un rinconcito del escenario, porque usted se me queda acá presente, le guste o no. Eso no se discute. Yo le escuché atentamente lo de I-NE-VI-TA-BLE,– en tono de burla –así que si nosotros nos hacemos cargo usted también y déjese de escorchar, ¿estamos?– X. y la mujer le indican amablemente un lugar sobre el borde del escenario en donde acomodarse. Godot se sienta cruzado de piernas y un haz lo ilumina.
Delegada de mantenimiento: –Habiendo resuelto este pequeño inconveniente, a continuación daremos lectura al acta correspondiente a la asamblea general llevada adelante en el día de la fecha. “En representación de la asamblea general realizada hoy papapapapapapapaa, este cuerpo de delegados de trabajadores teatrales y afines a la obra, reunidos en asamblea extraordinaria en la corriente fecha y con mandato de base unánime según consta en el libro de actas papapapapapapapaa, exigimos la inmediata aparición en escena del señor pappapapaa, empresario general de la obra en curso, para discutir con la vehemencia que sea necesaria, y sin ningún tipo de vueltas, como se dice habitualmente, “a calzón quitado”...
Delegado de actores: –¿Así nomás lo pusimos...? ¡Mirá vos...!– interrumpiendo.
Delegado de escenografía: –Sí, sí, sí, ¿no te acordás que lo propuso Margarita?
Delegado de actores: –¿Quién...?
Delegado de escenografía: –¡Che....! Margarita, la de boletería, la que sale con el negro Corso...
Delegada de vestuario: –¡A ver si la cortamos, viejo!, parece un cotorrerío esto... Delegada de mantenimiento: –...siguiendo con la lectura del acta... “a calzoooón... quitaaaaado...tatatatatatata, ¡a calzón quitado...! ¡Acá está! Como se dice habitualmente, “a calzón quitado...”
Delegado de escenografía: –Che, esta tiene la idea FIFA...
Delegada de iluminación: –¡Por qué no te vas a la puta que te parió...! ¡y dejala terminar, ¿querés?!
Delegada de mantenimiento: Volviendo a la lectura. –“...aclarándole, desde ya, que no venga con la sanata habitual de que ‘somos una gran familia’, ni que tampoco invoque su famosa cita de dudosa autoría..., y esta se puso textual, aclaro por las dudas, para que no haya ningún tipo de manlentendidos, ‘nosotros tenemos sobre nuestras espaldas la responsabilidad de mantener vivo y alimentar el acervo simbólico cultural de la nación’– tratando de imitar el tono del empresario –, a lo que los presentes en la citada asamblea del día de la fecha pidieron expresamente que conste en actas la siguiente respuesta, dos puntos, ‘el acervo cultural de la nación no es rico ni en hidratos ni en proteínas, por consiguiente, que no intente el ‘ludo acervo’ con respecto al aumento de salario requerido y la efectivización ya de los trabajadores en negro. De no ser así y hasta tanto y en cuanto el susodicho no se apersone, pidiendo las disculpas respectivas a los espectadores aquí presentes, y manifestando los insultos respectivos al empresario aquí ausente..., nos declaramos en huelga permanente.”– Entran trabajadores al escenario y empiezan a desmontar la escenografía. Permanentemente se escucha muy bajo, en off, el murmullo del público.
Delegada de vestuario: –¡Tomá pa’vos! Con versito y todo.– en off se escuchan risas del público seguida de ovación con silbidos y aplausos por un lado y abucheos e insultos por el otro.
Delegado del público: Cesa el off y se levanta de la butaca. –Discúlpenme el atrevimiento, pero hemos estado discutiendo entre algunos espectadores y creemos que son más que justos sus reclamos e instamos a los demás compañeros del público a hacer escuchar nuestras voces para que ese pusilánime señor se haga presente. Nada más.- Ni bien empieza a hablar comienzan los murmullos del público y en el medio de su discurso empiezan a escucharse insultos como “cállate queremos ver la obra, que vayan a laburar, etc.”, simultáneamente se escuchan contrainsultos, hasta que el sector que apoya la huelga del público empieza a corear cada vez con mayor intensidad “¡qué dé la cara!, “¡qué dé la cara!”. Todo esto es en off. El cuerpo de delegados, X. y la mujer empiezan a cantar y arengar al público.
Aparece el empresario, asomando la cabeza, asustado, por una de las bambalinas laterales. Godot se incorpora y lo señala con el brazo extendido sin decir palabra. Un haz de luz lo enfoca incriminatorio. Se corta en seco el off de las voces. Silencio.
Voz en off del público: –¡Da la cara! ¡Hacete cargo, turro!
Voz en off del público: –¡Callate y andá a laburar vos también, vago!
Voz en off del público: –¡Callate vos alcahuete! ¿qué tenés una agencia de trabajo?
Empresario: Sale de bambalinas se dirige al centro y frente del escenario. Godot todo el tiempo tiene el brazo extendido señalándolo. Se apagan las luces de la sala. –¡Momentito, momentito! Me parece que todos tenemos que tranquilizarnos un poco. Con la violencia no se va a ninguna parte...
Mujer: –¡Con qué cara hablás de violencia vos, psicópata negrero, violentador profesional!
Empresario: ¡Por favor, señores! No se dan cuenta que acá el problema no son ni mi querido público a quien yo me debo, ni mis estimados y emprendedores trabajadores que hacen posible esta fantasía estupenda que es el teatro, ni siquiera yo que soy una partecita..., la más pequeña, y si ustedes quieren, hasta la más insignificante de esta gran maquinaria de ilusiones... Señor, usted, sí, el que está apesadumbrado, ahí, en la butaca...– Un haz de luz ilumina al marido entre el público. –Todos hemos sido testigos de su humillación, todos, de alguna manera nos sentimos acongojados por su tristeza. Pero además de su pena también está la soledad en la que la han sumergido a su mujer, que aunque me llene de insultos desde mis espaldas, pondré una y mil veces la otra mejilla, porque ella no es conciente de sus actos, como no lo es nadie aquí presente, ya que el gran culpable de todo esto que nos está pasando, queridísimos amigos, es ese sujeto vil y amenazador que no ha parado un instante, ya no de apuntarme a mí con su dedo, sino a todos nosotros. Por eso compañeros..., más que eso, ¡hermanos!, solucionemos nuestros problemas, que reconozco que los hay, pero en paz y armonía. Para esto ¡echemos al bastardo!– Subiendo la voz y acusándolo con el índice. Godot baja su brazo, gira y se dispone a partir.
Delegada de mantenimiento: Un haz de luz ilumina a los delegados, ni bien empieza a hablar. –¿Y a usted quién le dijo que se podía retirar? ¡Siéntese donde estaba, ahora mismo!
Empresario: –¡Así no! En estos términos yo no discuto. Si esta cosa perversa se queda presente yo me retiro...
Todos los trabajadores: Se encienden las luces de la sala. La mujer y X. van hacia el frente del escenario, se cierra el telón detrás de ellos. Los delegados suben al escenario. El empresario queda rodeado. –¡¡¡Entonces no trabajamos!!!
Empresario: –Bueno, bueno, yo decía nomás, para beneficio de todos...
Delegada de vestuario: –¡Para beneficio de todos, se queda! Y nosotros... ¡PARAMOS!– Aplausos, voces, silbidos, etc.
Empresario: –¡NEGOCIEMOS!
Rápidamente se abre el telón, todos los trabajadores se mueven, traen una mesa y sillas, la ponen en el centro, se sientan. Hay una prueba de luces.
Voz en off de iluminador: –¿¡Así está bien...!?
Delegada de iluminación: De pie, mirando para arriba y haciendo gestos con las manos. –Un poco a la izquierda..., ahí, ahí, ahí está bien...
Voz en off de iluminador: –¿La intensidad...?
Delegada de iluminación: –A ver..., subila un poco..., más, más..., un poco menos..., ahí, OK. –Hace un gesto con la mano y vuelve a sentarse a la mesa.
Empresario: –¿Quieren que mande a pedir unos cafecitos para todos...?
Delegado de empleados del teatro: –Pida todo lo que quiera, pero nadie le va a hacer “cafecitos”, porque los compañeros del bufette también están de paro y no creo que le den mucha bolilla a sus ordenes....
Delegado de escenografía: –Usted, ¿quiere un cafecito...? ¡Ji, ji, ji, ji...!
Delegado de actores: ¡En seriooooopppp....– no aguanta la risa, se entrecorta el discurso –¿mire que si quiere se lo ppprepppparamoossss...?– carcajada generalizada.
Empresario: –¡Señores, basta de chances, que esto es cosa seria ya que– se para y se presta a agitar –nosotros tenemos sobre nuestras espaldas la responsabilidad de mantener vivo y alimentar el acervo simbólico cultural...
Todos los trabajadores: Carcajada generalizada.
Empresario: Se sienta y en tono bajo termina la oración. –...de la nación.
Delegada de mantenimiento: –¡Basta de jolgorio, señor!, vayamos a los bifes...
Empresario: –En primer lugar yo quiero dejar en claro que esta mujer no tiene que estar acá presente porque no pertenece a la compañía, sino que es un mero espectador. –Todos los delegados menos el de actores, se quedan sorprendidos y empiezan a cuchichiar y a mirarse entre ellos, el empresario está satisfecho.
Delegado de actores: –Si me permiten...– dirigiéndose a sus compañeros y buscando en el bolsillo interno del saco –justamente de eso quería hablarle..., a esta compañera según mis cálculos...– mira su reloj. –le estaría debiendo unos treinta, treinta y cinco minutos de salario, peso más, peso menos..., y acá– saca del bolsillo del saco unas hojas y se las pone sobre la mesa– está el contrato avalado por el sindicato, no quisiera agregar, ya que ese es otro de los reclamos a tratar, que la compañera hace treintayyyy...– mira el reloj –siete minutos, que está trabajando en negro... y contando– murmullos bajitos en off del público.
Delegado del público: Lo ilumina un haz de luz, se pone de pie. –Perdonen. No queremos interrumpir, pero con algunos de los espectadores creemos que un delegado del público tendría que estar presente en el escenario...
Voz en off del público: Distintas voces de hombres y mujeres. –¡Qué te metés zurdito!, ¿Te la das de actor, ahora?
Voz en off del público: –¿Vos no intervenís más porque te pasaron a retiro? ¿no? ¿General o Coronel era tu cargo?
Voz en off del público: –Por favor, no generen más violencia. Olvidemos el pasado... ¡Fracasados!
Voz en off del público: –¡Carneros!, ¡Rompe huelgas!– empiezan muchas voces en off a intercambiarse insultos.
Delegada de mantenimiento: Quedan algunos murmullos muy bajito en off por parte del público –Lo estuvimos discutiendo y nos parece muy bien compañero. ¡Suba al escenario!– mientras se desplaza de su lugar al escenario al trotecito, sube el tono del off del público entre aplausos, vítores e insultos –¡Momento por favor! No me dejaron terminar la propuesta...– murmullos muy bajito en off –Resolvimos invitar al compañero, pero viendo que el público se encuentra dividido en sus posiciones y para ser totalmente democráticos, les pedimos que elijan a alguien para sentarse a la diestra de este benefactor de su propia cuenta bancaria...– un haz de luz potente va recorriendo la sala. Silencio sepulcral. Se apaga el haz. –Visto y considerando el nulo interés en poner el cuerpo para esta disputa por parte de un sector del público..., continuaremos con la negociación.
Delegado de actores: –Cuarenta y cinco minutos, veintiocho segundos que la compañera está en negro... ¿Firma o no firma su contrato...?
Empresario: –¡Esto es un chantaje inadmisible...!
Delegado de actores: –Treinta y uno, treinta y dos...
Voz en off del público: El delegado del público se levanta de su silla en el escenario y agita con los brazos hacia el público. Muchas voces. –Treinta y tres, treinta y cuatro, treinta y cinco, treinta y seis, treinta y siete, treinta y ocho, treinta y nueeeeeveeeee...
Empresario: –¡Está bien!, pero levantan el paro...
Delegada de mantenimiento: –¡De ninguna manera! Este es el punto de partida de nuestros reclamos y además faltan los contratos de los demás que están en negro...
Delegado de actores: –¡Muchachos, el resto de los contratos!– Chifla y grita hacia bambalinas. Entran dos llevando un tablón y un tercero con una carretilla llena de contratos. Ubican el tablón desde el piso apoyado en la mesa y el tercero sube la carretilla por el tablón y vacía los miles de contratos sobre la mesa.
Voz en off del público: Muchas voces. –¡¡¡OOOOOOOOOH!!!
Empresario: –¡No voy a aceptar estos términos abusivos bajo ningún punto de vista! Y menos a mí que soy el que les da de comer. ¡Vagos, extorsionadores, muertos de hambre..!
Delegado de actores: Se para exagerando sus movimientos y sus palabras. –¡También la punta envenenada! Entonces, veneno, ¡a tu obra!– lo hiere con una espada imaginaria y como un apartado hacia el público le dice –Hiero al rey.
Delegada de mantenimiento: Se pisan todos en su discurso a los gritos. –¡Chupasangre, negrero!
Empresario: –¡El que pare a la calle!, una cola larguísima voy a tener para elegir...
Delegado de escenografía: –¡Dame la silla que nos pertenece a los de escenografía! ¡Ladrón!
Delegado de empleados del teatro:–¡Pará que le digo a los compañeros que le pongan un poquito de cianuro al cafecito...! ¡TURRITO!
Delegada de iluminación: Cantando y agitando. –¡Paro, paro, paro! ¡La vas a pagar caro! ¡Paro, paro, paro! ¡La vas a pagar caro! ¡Paro, paro, paro! ¡La vas a pagar caro!
Empresario: –¡Hagan paro todo lo que quieran, a ver cuanto aguantan sin cobrar...!
Delegada de vestuario: –¡Sacate el trajecito inglés que tenés puesto, caradura, si te lo compraste con el sudor de mi frente!
Mujer: –¡Pagame la hora que me debés, miserable!
Delegado del público: Cantando y agitando. –¡Paro, paro, paro! ¡La vas a pagar caro! ¡Paro, paro, paro! ¡La vas a pagar caro! ¡Paro, paro, paro! ¡La vas a pagar caro!
Voz en off del público: Muchas voces. –¡Paro, paro, paro! ¡La vas a pagar caro! ¡Paro, paro, paro! ¡La vas a pagar caro! ¡Paro, paro, paro! ¡La vas a pagar caro!
Empresario: –¡A ver como se cagan todos cuando venga la policía!
Delegada de mantenimiento: Se incorpora y le grita cara a cara al empresario –¡Qué vengan, qué vengan! A vos y a tus amigos les vamos a romper la cabeza también!– Justo cuando se están por agarrarse a piñas, se incorpora Godot y se dirige al centro y borde del escenario, en ese momento cesan todos los gritos. Todos los actores de la mesa se transforman y empiezan a hablar, sin que se escuche, distendidamente como colegas actores.
Escena IV (o continuación de la Escena III, como prefiera el espectador)
El actor que hace de Godot:–No se sorprendan queridos espectadores. Me presento, yo soy Juan Pérez,– acá va el nombre real del actor que figura en el programa. –¿como les va?, mucho gusto, si se fijan bien en el programa verán que mi personaje es el de Godot. En este momento estamos en un breve descanso, así que el que quiera ir al baño o a fumarse un cigarrillo, puede hacerlo ya que no se va a perder gran cosa, pero apúrense porque es breve.
Aprovecho este entre acto... ¡No!, porque todavía no ha terminado ya que falta una más..., digamos esta entreescena, para reflexionar sobre algunas cosas.
No vayan a creer que esto se me está ocurriendo en este momento..., ¡no!, esto también es parte del guión, es más, el autor pidió expresamente que recortaran cualquier cosa menos esta parte... ¿Por qué, se preguntaran ustedes? El autor..., brechtiano si los hay, y esto lo digo yo, por favor no se lo adjudiquen al texto que no quiero tener problemas, ¿está claro?, ¿cuento con ustedes?, ¿eh?. Como venía diciendo, el autor sintió la necesidad de no traicionar sus convicciones teatrales, políticas, morales, etc., etc. Por lo tanto le pareció que la obra no venía bien, ¿qué quiere decir con esto?, que sentía que estaba abusando de lo que toda su vida criticó, el engaño a los espectadores, sí, a ustedes, sí. Profundicemos: El concepto teatral de Brecht es muy sencillo. Interrumpir la puesta para indicarle al espectador, “ESTO NO ES LA REALIDAD, ESTO ES UNA OBRA DE TEATRO”.– señalando al marido en la butaca iluminado repentinamente por un haz de luz. –“Aquel no es el marido verdadero de esta señora, es un actor que mezclamos entre el público.”– El marido se para y saluda. –Pero para qué esta molestia, me dirá usted, si en el fondo todos lo sabemos... Pero en el fondo todos también sabemos que es muy difícil no sucumbir a los tentadores recursos que posee una obra para llevarlo a usted, a amar a una heroína o héroe que en otras condiciones usted jamás aceptaría como tal. Vamos despacio y tratemos de decirlo más claro, ténganme paciencia. Por ejemplo, imaginemos que según su idea del mundo... y presten mucha atención que dije idea y no ideología, pero esto lo desarrollamos después. Imaginemos que según su idea del mundo, el personaje central de la obra es un ser despreciable, por ejemplo, el personaje que en esta obra hace del empresario. Ahora bien, usted que detesta a este tipo de personas, viene al teatro, paga su entrada, se sienta en una cómoda butaca, y mira una obra en la cual este mismo personaje es un hombre que hace caridad con los niños pobres y en esta escena nosotros le metemos una musiquita enternecedora, un niñito encantador que con lagrimitas en los ojos le dice gracias, estrujándolo con sus bracitos, y que frente a esto, el empresario, al que también le ha rodado una lágrima, lo suelta suavemente, se dirige al público, y acá nosotros le ponemos todo el piripipí, un haz de luz imponente, la novena de Beethoven, rostro al cielo del actor, etc., etc.... ¿Qué quedaría de su idea previa de este empresario? Algunos la cambiarían, otros la irían matizando, pero imagínese esto repetido hasta el cansancio..., convengamos que por lo menos muchas personas estarían influenciadas, como mínimo... ¡Precisamente! esto que acabé de describir es hacer I-DEO-LO-GÍ-A, que como todos sabemos esta palabra es opuesta a la de IDEA. Bien, entonces, volviendo al concepto brechtiano, esta interrupción que él propone, esteeee, digamos, ¿distanciamiento?, ¿romper el encanto? les permitiría a ustedes despegarse de estos ¿condicionadores?, para poder confrontar su idea con la del autor. Porque el autor baja una idea, no es casual lo que acabamos de ver, pero sintió que sin esta breve interrupción, usted estaba en desventaja para confrontar su idea con la de él. Y ahora que tiene despejada su cabeza de las nubes melifluas de la ficción que hemos armaaaadoooo..., querido público, los dejo con Godot que cerrará con esta escena el primer acto. ¡Y disfruten de la obra!– se cierra el telón a las espaldas de Godot. –Aaaaaaah, me olvidaba de mi última línea, el autor dice que le mande un saludo a Meyerhold. Dicho esto último, ¡disfruten de la obra!– Este se pone en personaje nuevamente, se arregla la solapa y puños del frac y carraspea.
Voz en off: –¡¡¡Godot!!!
Godot:–¡Presente!– levanta la mano y la baja. –Les quiero informar, en primer lugar, que se queden en sus asientos porque van a poder presenciar la obra. Con respecto al paro, a las amenazas, a la policía, a los golpes, a la salida despavorida de muchos de ustedes, los espectadores, también a los otros tantos que se quedaron, al hambre de los trabajadores que no cobraban sus días de huelga, inclusive a la toma del teatro, al posterior intento de desalojo, a la consiguiente resistencia de los trabajadores, y muchos hechos más que en este momento no recuerdo, tengo que decirles que si bien sucedieron y que el saldo fue al final un pequeño aumento salarial, la promesa de algo más y la efectivización de los trabajadores del teatro, a lo que podríamos llamar unnnn, ¿por qué no? Triunfo auspicioso... Lo que a mí me interesa de todo esto es mi presencia... Porque como ustedes se habrán dado cuenta, me obligaron a estar ahí, sino no podría estar informándoles todo esto, obvio. Mi presencia.... ¿Buena?, ¿mala...?, ¿una combinación de ambas, quizás...?– incita con las manos a que el público responda. –¡ESTÚPIDOS, LA VALORACIÓN NO ES LO IMPRESCINDIBLE!– agresivo y luego con tono comprensivo. –Lo imprescindible es que hubo movimiento, recuerden, MO-VI-MIEN-TO. Sólo después puede haber valoración. Y ahora que terminó el primer acto, me retiro, les doy una tregua, aprovéchenla bien. ¡ARREBUÁ!– Godot gira, entreabre el telón y se va.
Acto II
Escena I
Personajes: X., Mujer, Voz en off, Godot.
Se abre el telón. X. está sentado en la silla con la cabeza entre las manos en la misma posición que al principio. Godot está en el escenario pero en algún lugar oscuro que el público no lo note.
Voz en off: –¿A quién espera?
X: –A Godot.
Voz en off: –¡¡¡Godot!!!
Godot: –¡Presente!– Un haz de luz lo ilumina y levanta la mano. Se sienta en un rincón visible del escenario.
X: –¡Ya lo sé! ¡No me moleste, déjeme tranquilo!
Voz en off: –Lo dejo tranquilo, no se preocupe, pero le mando una amiga..., para que lo acompañe.
X: –¡Váyase de una vez!
Mujer: Entra. –Señor. ¿Espera a alguien?
X: –Ya no. Pasaron muchas cosas...
Mujer: –¡Dígamelo a mí! Que hace un cuarto de hora lo estaba observando desde la butaca al lado de mi marido, y míreme ahora, sin premeditación..., acá estoy, a su lado... ¿Cómo se llama?
X: –X. No es importante, dígame X, así está bien, no compliquemos más las cosas.
Mujer: –Entonces..., X será... ¿Tiene miedo?
X: Se pone de pie. –Sí..., pero ese no es el problema. Porque lo tengo... Antes lo sentía y le juro que era insoportable. ¿Usted sabe lo que es sentir miedo y simplemente estarse quieto esperando conocerlo...? Como tener termitas en el cuerpo carcomiéndome despacio, sin matarme, con dolor leve pero interminable. Muchas termitas, pero chiquititas, insignificantes que roen lento pero con ganas. Se sufre pero sabe que eso no lo puede matar a uno, va perdiendo pequeños trocitos, ¡muy pequeños!, imperceptibles. Y como uno corrobora que no muere, se va acomodando. ¡Convive con las termitas! ¿Me entiende? ¡Convive, sentado con la cabeza entre las manos, hasta el final!
Mujer: –¿Y entonces, por qué sufre? Si ya no es ese su problema, ¿por qué no está entusiasmado?
X: –Pero sí que estoy entusiasmado... ¡No se da cuenta! ¡No lo nota! Ese no es el problema ahora. El problema es otro, se transformó, ya no siento miedo... ahora ¡TENGO MIEDO! Lo tengo acá adelante.– señalando a Godot. –¡Tan difícil es darse cuenta de lo que me pasa!
Mujer: –¿Y entonces, cuál es el problema?
X: –La gente. El público está acostumbrado a verme acá sentado en la silla, con la cabeza entre las manos, inactivo y ahora...
Mujer: –¿Y ahora qué...?
X: –¡Ahora nada! ¡Basta, déjeme tranquilo! – Se vuelve a sentar en la silla con la cabeza entre las manos.
Mujer: –¡No entiendo! ¡A ver usted!– dirigiéndose a Godot. –¡Dígame!, ¡¿qué le pasa a este hombre?!
Godot: –Siente miedo. ¿No ve que ahora no me mira? Dele tiempo, lleva casi una hora entumecido en esa silla... ¡Qué quiere!, ¿Por quién me toma? ¡No me subestime, señora! ¿Se piensa que es fácil, que es soplar y hacer botella...? ¡Por favooor!
Mujer: –¡Basta! ¡Esto no lo aguanto más! ¡No entiendo nada! Váyase. Me voy con mi marido...– Se dirige a las escaleras del escenario para ir hacia la sala y empieza a bajar.
Godot: –¡Segura!– la mujer se detiene. –Usted en el primer acto, escena dos, dijo que este hombre necesitaba ayuda y a continuación dejó la butaca, ¿lo recuerda?,¿no? Luego...
Mujer: –No me necesita. ¿No lo escuchó...? Muerto el perro se acabó la rabia. Aparte ya hablamos acerca de esto. A sí que si me permite, me voy a mi asiento...– amaga a irse pero se detiene cuando Godot comienza a hablar.
Godot: –Hablamos y hablamos y hablamos pero por más que hablemos y como el mundo no se demuestra hablando pueeeees... Qué problema, él no la necesita... Yo ya se lo había avisado, pero acá parece que nadie me presta atención, parece que estuviera pintado...– cambiando de tono, seco, inquisitivo. –¡Usted! ¿Qué necesita?
Mujer: –Actuar– en voz muy baja.
Godot: –¡¿Qué cosa?! ¡No la escuché! ¿Qué necesita...?– silencio. –¡Váyase de una vez por todas con su marido y no vuelva a interrumpir la obra!
Mujer: –Actuar.
Godot: –¡Más fuerte, no ve que el público no la escucha!– Señalando al público.
Mujer: –¡ACTUAR! ¡Y mi marido, el público, este tal X y usted váyanse a la puta que los parió! ¿Me entiende? –Sube la escalera y se ubica de vuelta en el escenario.
X: Se levanta de la silla. –El público está acostumbrado a verme acá sentado con la cabeza entre las manos, inactivo y ahora... ¿qué personaje soy?, ¿qué lugar ocupo?, ¿qué tengo que hacer...? El guión no dice nada, ¿se da cuenta? Dice, X está sentado con la cabeza entre las manos en silencio. No hay texto, sólo una indicación.
Mujer: –Y quédese así, no se haga cargo y siga el guión...
X: –No puedo, ese es el problema. Pasaron cosas. ¿No vio que se paralizó la obra? ¿No vio cómo lo pusimos contra las cuerdas a ese turro que nos pagaba dos mangos? ¿No se dio cuenta que la obra era distinta cuando la representamos con el teatro tomado? ¿No sintió los bastonazos de la cana? ¿Y a la gente huir? ¿Y a la gente quedarse...? Usted lo sabe..., sino ¿por qué no se va a sentar allá con su marido que la está esperando? No me embrome...
Mujer: –¿Pero usted está bien o mal?
X: –En crisis.
Mujer: –No me va a venir con Ser o no Ser..., además yo no tengo ningún libro en la mano y no quiero justificar mi soledad. Mire que una cita de ese texto en una obra es homenaje, y ya la pusimos..., dos ya es relajo...
X: –Ni yo deseo ampararme en el espectro de mi padre para actuar. Así que no se preocupe, prosigamos y olvidemos estas dos últimas líneas... En crisis le decía...
Mujer: –Entonces actúe. Por mí no se preocupe yo salgo y lo dejo solo.
X: –¡Ni se le ocurra...! No estoy preparado todavía, tengo que crear algo, improvisar..., acuérdese que en el guión no hay línea para mí y no pensé nada..., no me deje...
Mujer: –Pero eso no le va a hacer bien a ninguno de los dos, se lo aseguro, el señor de frac me dijo al oído que usted...
X: –¡Un pelafustán! Eso es lo que es ese señor, no le haga caso, dígale que se vaya y quédese, por favor..., se lo suplico.
Mujer: –No sabría qué decirle..., usted me confunde, yo quería..., pero si usted está no voy a poder..., aunque pensándolo bien, capaz me da confianza y yo puedo hacer el monólogo que quiero...
X: –¡No! Ningún monólogo. Porque si usted hace eso ¿yo qué hago?, me voy a tener que sentar de vuelta en la silla con la cabeza entre las manos, ¡no!, ¡eso sí que no! Quédese, por favor, pero monólogo no...
Mujer: –Pero yo... Está bien, probemos...
X.: –¡Se lo agradezco, no sabe cuánto le agradezco esto que usted hace por mí!– Tomándole la mano, arrodillándose ante ella y besándosela.
Mujer: –Bueno está bien, no tiene por qué... Vaya y haga lo suyo.– Sigue arrodillado besando su mano y acariciándosela. –Ya está bien, vaya...– Sigue igual. –¡Pero por favor hombre! ¡Acábela de una vez!
X: –Bueno, pero me promete que no se va a ir, ¿no...?
Mujer: –Sí, sí, pero levántese y vaya a hacer lo suyo...– X se incorpora lentamente y como no queriendo dejarla. Se dirige a la silla pero se frena, duda, hasta que por fin se sienta.
X: –...
Mujer: –...
X: –...
Mujer: –...– Cada vez más inquieta y ofuscada.
X: –...– empieza de a poco a inclinar la cabeza, se la toma, hasta que vuelve a quedar sentado con la cabeza entre las manos.
Mujer: –...– Más inquieta y ofuscada.
X: –...
Mujer: –¡¿Usted me está cargando?!
X: –...
Mujer: –¡Euh! ¡Chchchch...! ¡Señor!– Se dirige hacia X. y lo mueve un poco sin conseguir ningún resultado.
X: –...
Mujer: –¿Y a éste qué le pasa...?
X: –...
Mujer: –..., ..., ... ¿Y ustedes qué miran...? – Dirigiéndose al público.
Voz en off del público: –¡Monólogo!– Se escucha una voz aislada.
Voz en off del público: –¡Mo-nó-lo-go! ¡Mo-nó-lo-go! ¡Mo-nó-lo-go! ¡Mo-nó-lo-go!– Empieza despacito y va subiendo en intensidad con palmas incluidas. Godot arenga al público.
Mujer: –¡Puede parar un poco de arengar...! ¿Usted no entendió nada de lo que me pasa?, ¿no?
Godot: –Vuelvo a repetirle: no soy un sujeto. Yo, ni entiendo ni no entiendo, solamente existo, parece que no termina de comprenderlo.
Mujer: –Le parece fácil para mí. ¿Por qué no me ayuda un poco?
Godot: –¡Otra vez la misma cantinela! ¿Por quién me toma?, busque ayuda en otro lado, ya le dije que yo no puedo ayudarla, no tengo esa capacidad.
Mujer: –¡Basta, basta, quédese ahí a un costado y cállese la boca entonces...!
Voz en off del público: –¡Bravooooo!, ¡Bravooooo!, ¡Bravooooo!– El público aplaude a rabiar.
Mujer: –Gracias, gracias... Lo que yo dije del monólogo, tenía que ver con que en realidad, no es que no quiero interactuar con nadie. No, no, es porque necesito aclararme algunas cosas. Todo es un embrollo en mi cabeza. ¿Qué quiero?, ¿qué no quiero? Si hago lo que quiero, ¿podré sostener lo que esto genere? ¿Y si no hago lo que quiero, me aguantaré, no hacer lo que quiero? ¿Y si hago lo que quiero y engendra peligro? ¿Y si por el contrario se me transforma en peligroso no hacer lo que quiero...? ¿Quiero o no quiero hacer lo que quiero...? Por ejemplo como para empezar. A ver, a veeer...– pone la mano en vicera y empieza a recorrer el público, un haz de luz acompaña su movimiento hasta que repara sobre un espectador cualquiera en el momento que dice: ¡usted! –¡Usted! Yo me lo pasaría a valores... Sí, sí, sí, entendió bien, bajarle la caña, follármelo, dirían los españoles. Cojérmelo, con jota, nosotros los rioplatenses...
Voz en off del público: –¡OOOOOOOOOOH!
Voz en off del público masculina: –¡Puta!
Voz en off del público femenina: –¡Callate energúmeno!
Voz en off del público femenina: –¡La señora está equivocadísima, se ve que no tuvo una buena madre que la guiara!
Voz en off del público masculina: –¡Los tiempos cambian, señora!
Voz en off del público masculina: –¡A esta le hace falta una buena tunda desde que empezó la obra!
Voz en off del público femenina: –¡Comprate una mamá por internet y dejá de jodernos la vida!
Voz en off del público masculina: –¡Cinco minutos!, ¡Que me las dejen cinco minutos a mí y van a ver cómo las enderezo a todas!
Voz en off del público masculina: –¡No es para tanto, me parece que está exagerando un poco! Las voces del público tienen que estar relativamente encimadas y mucho murmullo. La mujer en el escenario va haciendo gestos en relación a lo que van diciendo.
Mujer: –¡Se dan cuenta...! Y al señor le digo que se quede tranquilo, que no me lo quiero tirar, fue sólo a modo de ejemplo... Y menos mal que no se me ocurrió protestar cómo a mi abuela, allá en la guerra civil española, cuando el estalinismo ordenó que las mujeres dejaran el fusil e hicieran tareas de retaguardia..., porque si no estaba hasta pasado mañana juntando las puteadas y excusas de hasta los más moderados... En fin, lo que quería decir es que lo del monólogo estaba ligado a esto, a sacar afuera la bronca, ordenar ideas y prepararme para interactuar...– Se queda en silencio. –...ya está, por mi parte no tengo mucho más que decir, si alguno quiere subir al escenario, encantada... No sé si usted...– se dirige a Godot.
Godot: –Ninguno.
X: Se levanta intempestivamente de la silla y avanza hacia la punta del escenario. –¡NO AGUANTO MÁS! ¡ME GUSTA SU MARIDO! Desde que escuché su voz cuando se peleaban, no puedo resis...
Voz en off del público: –¡Puto!
Voz en off del público: –¡Tragasables!
Voz en off del público: –¡Cuidate las amígdalas!
Voz en off del público femenina: –¡Esto es un escándalo, más que una obra de teatro es un burdel de la isla Maciel!– Se corta el murmullo en off de golpe y el off hace un ruido como que algo está fallando en el audio.
X: –¿Qué pasó con el audio?
Godot: –Ni la menor idea.
Mujer: Haciendo visera para mirar hacia donde está el sonidista– Carlitos, ¿nos quedamos sin audio...?
Voz en off de sonidista: –Parece que se descompuso algo del equipo...
X: –¿Se puede arreglar...?
Voz en off de sonidista: –Me parece que no, a veeer...– empieza a salir humo desde la cabina del sonidista, se escucha ruido de matafuegos. –Ahora sí, ¡no!, ¡no va más¡, ¡caput el sonido!
Godot: –¿Estás bien, vos?
Voz en off de sonidista: –O.K. pero no hay más sonido.
X: –Bueno queridísimo público, ustedes mismos han observado los problemas técnicos que estamos padeciendo, que desgraciadamente hacen que no podamos continuar con la obra.
Mujer: –Igual no faltaba mucho, cinco minutitos, exagerando.
Godot: –Más o menos hasta acá se entendía a dónde íbamos, más allá de esto era un final como abierto, para que se quedaran pensando, no es que faltaba así como un cierre, cierre, con tensión, trompetas y desenlace, así que podríamos decir que no se perdieron nada...– Se quedan hablando de forma inaudible para el público los tres arriba del escenario.
Mujer: –Terminó en serio... Les agradecemos y nos vemos la próxima.– Hacen una pequeña flexión de saludo y siguen hablando entre ellos.
Voz en off del público: Se escuchan ruidos como de gente que se levanta del teatro y se retira mientras habla, los diálogos tienen que estar bastante pisados. –A mí me gusta el del cuarto “C”, un churrazo, pero no me animo y además está casado...
Voz en off del público: –Yo que vos me tiro un lance, la vida es corta, si no bailás ahora cuando lo vas a hacer, si en el cajón te entierran sola...
Voz en off del público: –Mi jefe es un hijo de puta, no tiene la menor idea de cómo es el trabajo pero te rompe las bolas todo el día...
Voz en off del público: –Para eso está, viste cómo es, el que sabe, sabe y el que no es jefe...
Voz en off del público: –Pintar, eso siempre quise hacer, y estoy todo el día sellando boludeces...
Voz en off del público: –Yo soy del ’63, generación Malvinas..., estaba pensando ¿y si tiro a la mierda todo el museo que armé en mi casa?
Voz en off del público: –Yo soy de la ’62. Un consejo: Guardate el fal y unas cuantas municiones que si querés arreglamos un día y nos cargamos a unos cuantos hijos de puta cagones que nos estaqueaban y nos hacían cagar de hambre...
Voz en off del público: –Con la democracia se cura, se come y se educa... andá a la concha de tu madre y que tengas felices pascuas...
Voz en off del público: –Dos pibes. El turro me pasa ciento cincuenta pesos... y encima quiere que le de las gracias...
Voz en off del público: –¿Vos sabés que un gerente de la Mercedes Benz guarda como recuerdo en su casa la dentadura completa de un compañero de la fábrica que se chuparon...?
Voz en off del público: –Mamá. No me grites ni me pegues, pero ¿por qué está bien que la maestra me diga “prestá atención, no juegues con tu compañero”?
Voz en off del público: –Ahora yo me pregunto ¿si el motor lo fabricamos nosotros, por qué un señor que está en su casa sin hacer nada con un papel que dice que es accionista de la empresa se lleva el noventa y nueve por ciento de la guita...?
Voz en off del público: –Estoy solo y cada vez es peor...
Voz en off del público: –Cuanto milico suelto y lo que es que no te alcance la guita para comprar una cuarenta y cinco... ¡qué cagadón!
Se corta el audio de golpe, se cierra el telón. Los actores salen a saludar.